miércoles, 22 de julio de 2015
El Ente Regulador de Servicios Públicos (ERSEP) dispuso que la empresa Aguas Cordobesas, prestataria del servicio de agua potable en Córdoba Capital, reduzca la tarifa que se cobra a más de 400 mil cordobeses.
Carlos Paz. El Ente Regulador de Servicios Públicos (ERSEP) dispuso que la empresa Aguas Cordobesas, prestataria del servicio de agua potable en Córdoba Capital, reduzca la tarifa que se cobra a más de 400 mil usuarios como una forma de resarcir a los clientes por el olor y sabor del agua del lago San Roque. La contaminación del reservorio ubicado en el corazón del Valle de Punilla perjudica a los vecinos cordobeses y obliga además a «optimizar las plantas potabilizadoras».
La realidad es que el ERSEP determinó días atrás que Aguas Cordobesas haga un descuento de 3,5 millones de pesos para los usuarios afectados por el servicio entre 2010 y 2014. Las rebajas en los montos a pagar se realizarán entre julio y noviembre y la tarifa vuelve a subir en agosto.
La situación es producto de una serie de reclamos que datan del año 2010 y que aumentaron durante los últimos años, vinculados al sabor y el olor del agua que llegaba a la casas y que es tomada del lago San Roque. Los estudios que se realizaron determinaron que las muestras eran aptas para consumo humano, pero revelaron que el nivel de algas hallado era 35 veces superior al normal. Por este incumplimiento del servicio, la empresa deberá hacer descuentos en la facturación a más de 200 mil cuentas que se sumaron a otros reclamos del 2013 y arrojan un total de 471 mil cuentas que ahora se verán beneficiadas con esta reducción de las tarifas.
El lago San Roque se encuentra atravesando uno de los peores pasajes de su historia y las algas (alimentadas por el fósforo de las descargas cloacales) consumen todo el oxígeno de las aguas, lo que provocó la muerte masiva de los peces. La problemática preocupa a las autoridades del Palacio «16 de Julio», quienes reclaman al gobierno provincial que se tomen cartas en el asunto para frenar el proceso de eutrofización que sufre el embalse desde hace más de cinco décadas.